viernes, marzo 24, 2006

GIGANTE


"Al año siguiente, con la excusa de recoger un premio a los Valores Metafísico-anticipativos para 2001, otorgado por una asociación juvenil de libre enseñanza, Kubrick viajó a Los Ángeles por si, con un giro radical, la Metro daba su brazo a torcer con lo de Napoleón. Allí le estaba esperando Nicholson, con la sonrisa de par en par, mascando chicle y con camisa de aprendiz de guardaespaldas tahitiano. Aquella noche jugaban los Lakers frente a los Sixers, el antiguo equipo de Chamberlain, con el que había logrado el anillo la temporada anterior. Cubierto de una capa de morbo eléctrico, el estadio estaba repleto de gente que hablaba por una especie de walkie talkies con batería incorporada, madres solteras con ayuda de cámara y tipos que engullían palomitas y fumaban habanos de forma alternativa o incluso simultánea. La niebla interior, más sucia que en Londres, podía rebañarse a cucharadas y disolverse en leche como cacao o malta. A nadie le hubiese extrañado lo más mínimo que, en el centro del parquet, aterrizase una nave espacial, se bajase un hombrecillo color lapislázuli, pidiese un perrito con extra de brócoli y se largase por donde había venido. Jack le dio un codazo a Kubrick cuando éste estaba inmerso en un casting de cheerleaders para cierta adaptación de La naranja mecánica que le venía rondando por la cabeza paralelamente a Napoleón, con Mick Jagger de protagonista. Era la época de los proyectos locos.
-Ahí le tienes.
Al principio le pareció el gladiador negro de Espartaco (ése, el de los eructos, ¿cómo se llamaba?) pero, según se acercaba a su asiento mientras calentaba el tiro a media distancia en pleno entrenamiento, le llegó una especie de aurea de aquel titán vestido de amarillo. No sólo era su agilidad, inconcebible en un tipo de dos metros y trece centímetros, sino la elegancia prácticamente sinfónica con la que movía y coordinaba músculos, huesos y extremidades, haciendo que el balón fuese una especie de amuleto que los dioses le habían entregado para que lo manejase a su antojo. Si no fuese por el chirrido de sus zapatillas contra el parqué, diríase que podría echar a volar en cualquier momento, quizá para devolverle el cambio del perrito a los marcianos.
-Una buena pieza, ¿eh? Este año no nos tosen ni los Celtics.
Kubrick casi no escuchó las palabras de Nicholson porque, a los pocos segundos del pitido inicial, Chamberlain avanzó con tres zancadas hacia el aro y lo castigó con un tremendo mate que hizo retumbar toda su estructura salvajemente, con una explosión sorda y pesadamente naviera, como de engranajes, poleas cediendo y estruendos oxidados que agarrotó a los otros nueve jugadores, dos árbitros, trece animadoras, veinte mil espectadores y, muy especialmente, a aquel neoyorquino infiltrado que sabía menos de baloncesto que de cricket y que fantaseaba con vestir a ese Goliat con el sombrero de Bonaparte.
-No sé, Jack. ¿Y si lo interpretas tú?
Las cejas de Nicholson se elevaron en arco de treinta grados sobre sus Ray Ban y siguió la broma a Kubrick. La noche había empezado bien.
-Claro, Stanley. ¿Crees que te dará tiempo a rodarla de de junio a octubre? El abono de temporada me cuesta una fortuna, y todavía soy un actor independiente.
Al otro lado de la cancha, la multitud mugía por un soberano tapón que Chamberlain había colocado a Cunningham, estampándole contra el suelo como un dibujo animado (de la Warner, por supuesto). El gigante era bondadoso y estaba intentando reanimarle igual que un niño que hubiese desmembrado a su muñeco.
"Como un crío con un juguete.
Un superjuguete", apuntó Kubrick en el fichero de objetos perdidos aunque quizá recuperados. Su favorito.
Entraron dos enfermeros de poco más de veinte años y se llevaron al jugador en camilla, mientras el gentío se desilusionaba desganadamente. Kubrick se fijó en la inscripción de la camiseta de uno de los chicos: 2001. El trip definitivo".


(Javier Cortijo, El chef de Kubrick, 2005)

7 comentarios:

JC dijo...

Di que sí, wilt13. Era el más grande, irrepetible. ¿Te imaginas si hubiera vuelto a los 50 tacos, porque los Cavs de Marc Price y Larry Nance le hicieron una oferta?

Wilt dijo...

JJAJAJA bueno, muchísimas gracias Dr. Bird (he acertado con l de doctor, aunque si sigues así vas a acabar sacándote la catedra de Hª del baloncesto). Mira, es ke yo sabía que Wilt había recibido ofertas desde ke se retiró hasta el año 88 aproximadamente (o sea, hasta 15 años después de su retirada; o sea, hasta los aprox. 52 años), lo que no sabía era la oferta concreta esa de la que hablas, ESPECTACULAR. Sabes ke Wilt empezó a entrenar a conciencia el último año de su carrera, por eso estaba todavía más fuerte con más de 40 años que cuando jugaba al baloncesto, jajaja, menudo fenómeno. Yo te digo seriamente que Wilt Chamberlain si hubiese jugado en esos Cavaliers del espectacular Mark Price, cogería entre 8 y 11 rebotes por partido y por ahí de puntos, además de la incríble intimidación que significaría tener a un Pivot mito en tu plantilla. Ya solo por el hecho de que Wilt volviese en aquel momento, el resto de la Liga se vería infundido en una atmósfera de respeto ke podría tener consecuencias devastadoras. Luego sigo contando.

JC dijo...

Chamberlain realmente es EL jugador de baloncesto, el arquetipo científicamente perfecto. Luego hay otros genios como Bird, Ewing, Jordan, Cousy... pero pertenecen a otra categoría de atletas, no sé. Por cierto, te recomiendo el libro donde extraje la cita, "El chef de Kubrick". Una delicia aunque no seas muy cinéfilo ni gourmet. Salu2

Wilt dijo...

http://www.starpulse.com/Athletes/Chamberlain,_Wilt/gallery/837170/

Wilt dijo...

Esta e spara mí la mejor foto de Chamberlain jugaodr que hay circulando por Internet. Es una foto BONITA.

Wilt dijo...

La del medio no la de los lados, dale a view large.

JC dijo...

Preciosa, si señor. Ahora te pongo la que te digo en un post, ya verás.